Inversión, progreso técnico y empleo
David Lopez-Salido
Boletín Económico, 2003, issue JUL, 95-98
Abstract:
Un número importante de los estudios pioneros sobre las fuentes del crecimiento económico suponía que la mayor parte del progreso técnico no estaba incorporado a los procesos de acumulación de capital [véase Solow (1956) y Jorgenson (1966)]. De este modo, el progreso técnico observado en las economías occidentales estaría ligado a aspectos tales como el progresivo desarrollo y la mejor organización de los mercados de factores y productos, el perfeccionamiento en las técnicas de organización y gestión de recursos a nivel empresarial, etc., que aumentan la eficiencia de todos los factores productivos desplazando la frontera de posibilidades de producción en la economía. Sin embargo, el propio Solow (1960) señalaba que la hipótesis anterior entraba en conflicto con una simple observación: la mayor parte de las innovaciones tecnológicas producen efectos sobre la eficiencia y productividad de la economía siempre y cuando se realicen las inversiones necesarias que hagan que dicha tecnología esté disponible para las empresas. Desde esta perspectiva, la mayor parte del progreso técnico no sería neutral, sino que estaría incorporado en la adquisición de nuevos bienes de capital por parte de las empresas. Resulta, pues, de especial interés tratar de identificar cuál de los anteriores mecanismos determina el progreso técnico. El objeto de este artículo es doble. En primer lugar, trata de resumir el estado actual del debate sobre la medida en la que los procesos de inversión en bienes de equipo y nuevas tecnologías disponibles determinan el progreso técnico de la economía. Los trabajos más recientes concluyen que el progreso técnico incorporado en la adquisición de bienes de equipo parece haber explicado en torno al 60% de la tasa de crecimiento de la productividad del trabajo de la economía estadounidense durante el período 1954-2000, siendo esta fracción mucho mayor si solo se analiza el período 1994- 2000 (1). Dichos resultados aparecen resumidos en la segunda sección de este artículo. En la sección tercera, se presenta nueva evidencia para la economía estadounidense sobre cuáles son los efectos, en el corto plazo, de las dos formas de progreso técnico sobre el crecimiento de la productividad, así como sobre la creación y destrucción de empleo. Las estimaciones econométricas parecen indicar que, a corto plazo, el progreso técnico de tipo neutral puede tener efectos adversos sobre la dinámica del empleo, que no aparecen cuando el progreso técnico se encuentra incorporado al capital. Por supuesto, en cualquier caso, ambas formas de incorporar el cambio técnico son favorecedoras del empleo y la productividad en el largo plazo.
Date: 2003
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